La fisiología de los gatos en lo relativo al metabolismo de los hidratos de carbono es similar en muchos aspectos a la de otros mamíferos, pero con diferencias importantes. Los gatos son carnívoros obligados y, como tal, su dieta natural consiste principalmente en grasa y proteína y una pequeña cantidad de hidratos de carbono. Un pájaro o un ratón consisten en cantidades aproximadamente iguales de grasa y proteína y < 5% hidratos de carbono. Los alimentos comerciales, sin embargo, contienen un promedio de 33% hidratos de carbono en los alimentos secos y un 15% de hidratos de carbono en los alimentos enlatados (Forrester D, et al. Declaración de consenso. ACVIM. 2011). Los gatos tienen alteraciones en su metabolismo que puede llevar a la conclusión de que están mal equipados para lidiar con los hidratos de carbono de su dieta. Es por ello que durante mucho tiempo se ha reflejado en la literatura científica y profana que los hidratos de carbono causan obesidad y diabetes mellitus. La premisa es que la ingestión elevada de hidratos de carbono causa una sobreproducción de insulina que acaba resultando en obesidad y un depósito excesivo de grasa. La elevada ingestión de hidratos de carbono también ha sido culpada de inducir hiperglicemia crónica, lo que aumenta la demanda de secreción de insulina en las células beta y causa una insuficiencia de éstas y diabetes. En esta revisión se examina la validez de estas afirmaciones para los gatos, centrándose en los mecanismos fisiológicos involucrados en el uso de los hidratos de carbono.