El gato doméstico (Felis domesticus) está metabólicamente adaptado a dietas bajas en hidratos de carbono, que proporcionan aproximadamente el 2% de la energía metabolizable (EM). Estas adaptaciones limitan la velocidad y la cantidad de utilización de hidratos de carbono en el gato en comparación con las especies omnívoras. La ingestión elevada de hidratos de carbono y el exceso de hidratos de carbono han sido implicados en ciertos trastornos de la salud, pero carecemos de evidencias de una relación de causa y efecto. Debido a la variabilidad en las fuentes de hidratos de carbono, su procesamiento, interacción entre nutrientes y el estado de salud de los gatos, no se pueden generar recomendaciones uniformes para el exceso de hidratos de carbono. Aunque que se han publicado recomendaciones de limitar los hidratos de carbono a 4-8 g/100 Kcal EM, carecemos de pruebas de que una mayor ingestión de hidratos de carbono represente un exceso.